Nada es lo que parece de David Campaner
Nada es lo que parece
El verde era y es protagonista en mi obra; pero, ahora el amarillo irrumpe en la gama establecida. Colores que pueden tener diferentes significados y que son alterados simplemente con capas superpuestas como si veladuras impuestas se tratasen. Las figuras siguen apareciendo de forma automática, se repiten o recortan. Todo el conjunto genera una lectura ambigua donde el espacio creado o la relativa realidad puede ser cuestionada como una simple apariencia. Pues, nada es lo que parece.
La cultura del positivismo que nos envuelve y que (casi) nos obliga a evitar y eliminar penas con rapidez, nos ofrece una imagen propia desvirtuada. Si los altibajos no fueran parte del aprendizaje de vivir ¿qué sería de nosotros? No hay evolución y, además, dejamos en manos del tiempo la curación de las heridas del alma. Nos desconectamos y vivimos en un limbo entre el recuerdo y los planes de futuro. Hasta que un día tienes la suerte de conocer a David Campaner (Mallorca 1977) y entiendes la importancia de vivir en presente y en primera persona. La visión de la vida a través de líneas y mensajes. Es fácil olvidar una cara pero jamás olvidamos una emoción, una sensación, una silueta en la memoria que nos ayuda arecrear un momento concreto. No se pueden desligar los acontecimientos a placer entre lo que nos gusta y lo que no, porque el ciclo se repite y entenderlo cuanto antes mejora nuestra capacidad de adaptarnos al presente. La realidad depende de la historia que cada uno de nosotros se cuenta a sí mismo. La verdadera realidad no es, ni por asomo, lo que vemos y percibimos.
Para Campaner, es la esencia de cosas y personas lo que perdura en nuestro imaginario. Líneas y rasgos identificables sin mostrar el todo, porque este suele ser más inventado que real.
Roy Laguna
Director artístico LCAmálaga
“El césped artificial, el verde, el círculo, el amarillo o atmósferas limpias y livianas contextualizan las figuras de diferentes personajes como símbolos de un estado idílico. Como suma total la obra nos queda ajena, o no, a nuestra situación vital, ya sea porque vivimos en un estado evasivo o porque hemos aceptado que el fracaso o la frustración forman parte de nuestro proceso llamado vida. El verde era, y es protagonista, en mi obra, pero ahora el amarillo irrumpe en la gama establecida. Colores que pueden tener diferentes significados y que son alterados simplemente con capas superpuestas, como si de veladuras impuestas se tratasen. Las figuras siguen apareciendo de forma automática, se repiten o recortan. Todo el conjunto genera una lectura ambigua donde el espacio creado, o la relativa realidad, puede ser cuestionada como una simple apariencia.
Pues, nada es lo que parece.”
David Campaner