David Campaner
Artista autodidacta nacido en Inca (Mallorca) en 1977, licenciado en Filología Hispánica por la UIB. Desde el año 2001 lleva a cabo exposiciones individuales y colectivas por diferentes puntos del Estado Español y del extranjero.
Ha trabajado de manera multidisciplinar técnicas como la escultura, el vídeo y la pintura. Ha participado en exposiciones colectivas tanto en galerías de Mallorca como en espacios culturales; así como en eventos como Incart (Inca) o en las ferias de arte Supermarket (Estocolmo) y Art Athina (Atenas). A la vez, ha sido seleccionado en certámenes artísticos como pueden ser San Marçal (Marratxí), Rei en Jaume (Calvià), Dijous Bo (Inca), Josep Ventosa de pintura Andratx; es galardonado con el primer premio del Certamen d’Art Jove de Pollença y ha recibido el primer premio del XXXVII Certamen d’arts plàstiques i visuals vila de Binissalem. Por otra parte, ha formado parte de diversas exposiciones itinerantes como JUNTS o Castillos en el aire que han viajado por la Península, Londres, Berlín, Moscú o México. En su obra se puede observar la evolución de la búsqueda de un espacio propio a la visualización de aquellos individuos que se muestran expectantes en un ambiente idealizado. Actualmente compagina su vida creativa entre la docencia y su taller de artista.
Siempre he sido muy observador, supongo que esa es la consecuencia por la que estoy en el mundo del arte. De ese proceso visual llego a la conclusión que tan solo la esencia es lo que queda de las cosas y de las personas. Por tanto, el paso del tiempo como universal del sentimiento lo acojo en mi obra. Por ese motivo, tan solo aparecen siluetas sin rostro o rasgos personales, pero, fácilmente identificables; pues, a todos nos son familiares ya que forman parte de nuestro álbum mental. Otro punto en el que incido y que deriva de esa vida contemplativa, es la perfección. De esta manera, utilizo elementos que se pueden vincular con ese aparente estado de bienestar en el que parece que vivimos. El césped artificial, el verde, el círculo, el amarillo o atmósferas limpias y livianas contextualizan las figuras de diferentes personajes como símbolos de un estado idílico. Como suma total, la obra nos queda ajena o no a nuestra situación vital, ya sea porque vivimos en un estado evasivo o porque hemos aceptado que el fracaso o la frustración forman parte de nuestro proceso llamado vida.
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