El proceso creativo
Cualquier día a cualquier hora, surge una idea, una idea que te parece buena para empezar ese trabajo que aún no sabes cómo resolver. El contacto con tu lugar fetiche hace el resto. Allí hay color, materiales, y el ambiente en el que normalmente trabajas. Has decidido el soporte, tienes delante un arco iris luminoso de botes de color y te gustaría emplearlos todos, pero sabes que eso no es posible. Tu trabajo tiene que ser claro y bien estructurado, con sentido y sobre todo debe tener un concepto en el que fundamentarlo. A veces, todo va surgiendo tal y como lo tenías en la cabeza, sin embargo en ocasiones, lo que has pensado no funciona, o al menos eso piensas. Apelas a la concentración, y si, esa es la clave. La imaginación, el poder ver mas allá de donde te encuentras, ver los colores sobre el lienzo después de aplicar la técnica, tu técnica. ¡Resuelto!, pero aun así, hay un largo camino que recorrer. El proceso creativo implica dedicación y compromiso con un trabajo, que tendrá que ser expuesto al juicio del público. Llegará a un lugar expositivo y allí estará el resultado de las horas, los días y la búsqueda que dedicaste a llevar al lienzo todo lo que tu corazón ha ido dictándote.
Verónica Romero Experta Universitaria en Teoría Estética y Arte Contemporáneo
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