En todas las circunstancias de la vida nos enfrentamos a la posibilidad de poner a prueba nuestras habilidades y resiliencia, aprendiendo nuevas cosas.

Desde el principio de los tiempos, el arte ha servido para explicar acontecimientos que nos hacen entender el mundo, una manera visual de educar cuando el pueblo analfabeto, por ejemplo, no tenía acceso a los libros y que permitía la ausencia del lenguaje escrito mediante una representación artística. La religión (de cualquier índole), así como los responsables al mando de los gobiernos, supieron aprovecharse de la imaginería visual para evangelizar, adoctrinar e incluso castigar a aquellos infieles dispuestos a cuestionar el dogma: leyendas, mitos y una clara intencionalidad de mantener al espectador temeroso de dios y de las malas costumbres.

Hoy en día, y más que nunca, el poder de una imagen puede explicar los entresijos de las emociones, puede alentarnos a la victoria, puede enseñarnos que la vida sería mejor y también puede mantener intactos comportamientos violentos que, como parte de un proceso de aprendizaje, parecen no serlo.

Con “Mendacium historiae” Cristina Peralta nos presenta un trabajo sobre las representaciones artísticas de violencia hacia la mujer, un cúmulo de imágenes artísticas donde la representación estilizada de la imagen esconde la realidad de actos atroces hacia las mujeres.

Es en el renacimiento italiano, y la fascinación por la Grecia y la Roma clásicas, cuando los artistas crean imágenes idealizadas sobre la mitología mostrando, sin reparo, escenas de raptos, violaciones, asesinatos, esclavitud, castigos, venganzas y suicidios a través de un adoctrinamiento moral hacia las mujeres que, inevitablemente, las convence de la necesidad de pertenecer a un hombre; además de vivir con miedo y en la ausencia total de libertades.

Si el arte ha servido, y sirve, para mostrar la realidad oscura de la sociedad reflexionemos sobre como el daño moral de este tipo de representaciones han nutrido y alimentado unas creencias de supremacía masculina que amparan comportamientos violentos y de sumisión, que hoy en día seguimos padeciendo.

Roy Laguna

Director artístico LCAmálaga

“La exposición plantea cuestiones como la ambigüedad inherente de la imagen artística, el papel de las representaciones en la estetización de la violencia, o la necesidad de introducción de medios y lenguajes no canónicos que disturben el sistema- institución arte. La propuesta no trata, por tanto, de insertar discursos anacrónicos en el pasado sino de contemplar los vínculos que nos siguen uniendo a este. Se trata de proponer al espectador un acercamiento concernido a las narrativas, metáforas e imágenes que fundamentaron la producción cultural del siglo que dio origen a la Modernidad europea y nuestro actual sistema artístico y cultural.”