En el Centro de Miniaturización de los Estados Unidos, mediante una sofisticada tecnología, un submarino y su tripulación son reducidos de tamaño, de modo que pueden viajar por el interior del cuerpo de una persona en estado de coma, llegar a su cerebro y eliminar con láser un coágulo de sangre. Esto ocurre en Viaje alucinante, título con el que se conoce en España Fantastic Voyage, película de 1966, dirigida por Richard Fleisher. En Instantáneas Juanjo Fuentes —que dialoga con la historia del arte sin prejuicios ni complejos y con la sonrisa siempre a flor de labios— propone un viaje no menos alucinante y seguramente más divertido por entre cuerpos expuestos a su mirada microscópica en paisajes siempre exteriores. Un paseo terapéutico que pudiera tal vez, sin necesidad de láser, ayudar a disolver algún que otro coágulo. Las miniaturas de Juanjo Fuentes, figuritas de plástico o plomo sobre pastilleros dispuestos a modo de peana, son como fotografías en relieve, reproducciones, con todo su escenario, de tableaux vivants imaginados. Instantáneas que remiten a historias, no solo eróticas, cuyos guiones, intuidos, sospechados, cada cual puede escribir. Seguro que a Juanjo Fuentes le gustaría leerlos.
Vicente Fernández González