PARCHES,Daniela Miazzo

Si nos paramos a pensar en lo que hemos cambiado como sociedad en 5 años, los últimos 20 se quedan en una anécdota.Si la telefonía móvil abrió el camino a la inmediatez, las redes sociales y las compras por internet nos han sumergido en una sociedad inmediata, convirtiéndonos en personas inestables, e insaciables, por cubrir unas necesidades que no se suplen con nada.
Daniela Miazzo (Vicenza 1991) es una artista consciente del impacto de la inmediatez. Conoce la ansiedad y el estrés
y sabe que la necesidad imperiosa de estar conectada, y disponible en todo momento, nos posiciona en un estado de
alerta constante; del miedo a la desconexión al deterioro de la capacidad de atención. La inmediatez nos ofrece
relaciones interpersonales efímeras y superficiales, y cada vez nos sentimos más aislados y solos. Hemos perdido la
capacidad de esperar, de tener paciencia, hemos cambiado la noción del tiempo y hemos creado espacios donde nada es real, aunque pretendamos que sí lo sea.Daniela nos invita a retomar esas preguntas que nunca tuvimos que dejar de hacernos. Pero ¿estamos preparados? Puedeque «Parches» no sea la respuesta, pero sí es el resultado de una reflexión sobre la velocidad que han tomado nuestras vidas.
Desafiar la superficialidad emocional: una mirada crítica a nuestra cultura contemporánea.Vivimos en un tiempo donde todo parece tener una solución instantánea. La cultura del consumismo no se limita a los bienes materiales: consumimos experiencias, relaciones e incluso personas, buscando alivio rápido y satisfacción inmediata. Este enfoque nos lleva a tratar las emociones y los problemas internos como si fueran productos desechables.
A través de una experiencia multisensorial que combina arte digital intervenido, instalación, realidad aumentada
y animación, el espectador se enfrenta a su propio ruido interno, se le invita a replantear la idea de sanación, a dejar
de buscar la tirita perfecta y, en cambio, a abrazar la vulnerabilidad y el proceso que requiere entender nuestras
emociones. La instalación, con tiritas gigantes repartidas por la galería, es un reflejo de cómo tratamos nuestras mentes, intentando bloquear o anular lo que no queremos sentir o pensar. Esta obra también plantea preguntas incómodas: ¿Qué es lo que callas? ¿Eres capaz de ponerte en el lugar de los demás? ¿Qué significa tratar a las personas como si fueran reemplazables? En el fondo de esta exposición subyace una crítica a esa mentalidad de parches temporales, de consumismo y productividad implacables, al trato de las emociones y las relaciones como algo que debe ser funcional, productivo, fácilmente manejable.
Daniela Miazzo