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La exposición colectiva Los Coños de Bigas Luna es una producción comisariada por La Casa Amarilla para el MaF 2017, que tiene como objetivo la promoción de los artistas locales a través de una reflexión sobre la desconocida obra plástica del provocador artista y cineasta Bigas Luna. Es por lo tanto un proyecto expositivo homenaje a la figura de este artista global y de reconocimiento internacional.
Para esta exposición La Casa Amarilla ha distribuido entre los artistas participantes un objeto: una pieza de metacrilato ─con una forma ojival que aparece en gran parte de la obra plástica de Bigas Luna─ dentro de una caja. Ésta pieza había de ser intervenida siguiendo una serie de reglas: No se podía romper, la caja debía de cerrar, y ésta no podía ser intervenida por fuera. Cada uno de los artistas invitados ha aplicado su técnica y su discurso a la pieza, dando como resultado una exposición que tiene un claro hilo conductor, pero donde se puede disfrutar de una amplísima variedad de técnicas e interpretaciones.
El mundo creativo de Bigas Luna está cargado de elementos terrenales: lo carnal, el erotismo, el fetiche o lo excitante pueblan su discurso plástico. Los Coños son tema recurrente en la obra de Bigas, que comenzó su carrera plástica incluso antes que su obra cinematográfica. En ella plasma de una manera más íntima todo su universo personal complementando así su lenguaje fílmico.
Como contexto, éste fragmento del libro «El Otro Bigas Luna» de Raquel Medina explica la relación del artista con el «erosigno»:
Lo que he dado en llamar “erosignos” por razones obvias son representaciones que por su simplicidad arcaizante evocan el arte prehistórico, otro de sus referentes, sencillos dibujos a tinta sobre papel envejecido. En todos ellos se repiten obsesivamente lo que podemos considerar verdaderos estilemas bigalunianos, signos y símbolos, que aluden principalmente al sexo: figuras femeninas en determinadas posturas o sus sexos, vulvas, acompañadas de signos complementarios como lunas o cruces. Empezando por el origen, es evidente que para Bigas la vulva (cony, coño en su lenguaje coloquial) es un icono esencial. Bigas, como Courbet, habla del origen de la vida: «Es probablemente el más importante de los símbolos, porque todos salimos de una de ellas, el coño materno, y morimos cuando cerramos otra, el ojo», expresó reiteradamente. No hace falta mencionar la cantidad de referentes existentes en la historia del arte de todas las épocas de la forma ojival, símbolo de la vida, tanto en la concepción ligada a la actividad sexual como al nacimiento. Es una forma, además, muy presente en las hendiduras del cuerpo humano, también los ojos: «el cine es un juego de miradas» y por supuesto la boca, la cual alcanza una especial relevancia vinculada a la succión de la leche y al erotismo del propio pecho o del pene. La boca es asimismo el órgano que posibilita el beso y el placer de ingerir y degustar lo que se come o bebe. Es una forma que está igualmente presente en la naturaleza (semillas, hojas, almendras, conchas…) Conviene recordar, por otra parte, que ese formato ojival alcanza un carácter sacro: la mandorla mística que envuelve en el Románico el Pantocrátor, es una figura geométrica creada mediante la intersección de dos círculos. Simboliza el vínculo entre esferas opuestas: el mundo terrenal y el celestial, lo divino y lo humano, el espíritu y la materia, pero asimismo tiene raíces remotas como representación de la vulva de la diosa madre, origen del universo o de la semilla, símbolo de la vida.
Ya iremos percibiendo esa mezcla entre lo sacro y lo profano en la simbología más profunda y ancestral de Bigas, bien patente en la frecuencia de símbolos religiosos como las cruces y astrales como la luna, de hecho esta utilizada también casi como una especie de firma referida a su apellido materno. Otros signos menos ostensibles son la espiral (el alma), la lengua también a veces acabada en espiral (la palabra)…. Toda una serie de símbolos que iremos encontrando, muchos de los cuales seguirá usando siempre ya que constituían, según sus propias palabras: «una mitología personal que enriquece mi vida».
Fragmento del libro”El otro Bigas Luna”
Raquel Medina
Enero 2017