JOAQUÍN TORRES-GARCÍA – EL UNIVERSALISMO CONSTRUCTIVO
Cada cierto tiempo surge en el mundo del Arte algún personaje que se caracteriza por su especial inconformismo, aunque creo que esta característica está, o debería estar, en toda persona que desarrolla una actividad creativa.
El artista uruguayo Joaquín Torres-García llevó ese inconformismo como una bandera que defender a lo largo de toda su vida. Esta filosofía le hizo producir en numerosas técnicas, desde pinturas a esculturas e incluso juguetes, a desarrollar un grupo artístico que defendiese sus ideas (Cercle et Carré, con Piet Mondrian), a recorrer los principales centros creativos europeos de su época y a, finalmente, volver a su tierra natal para defender su concepción del Arte y dedicarse a su enseñanza.
El Universalismo Constructivo que creó y defendió vehementemente representa su necesidad de producir un Arte a la vez personal y universal, de mezclar (en el sentido exacto de “Juntar, unir, incorporar algo con otra cosa, confundiéndolos”, que define la RAE) sus principios artísticos y sus raíces sudamericanas y precolombinas, en la búsqueda de un Arte único, común a todos.
El desarrollo de la exposición de Torres-García en el Museo Picasso Málaga, de forma cronológica, permite seguir la evolución de su estilo a lo largo del siglo XX, influenciado por sus desplazamientos y relaciones con distintos artistas y movimientos de vanguardia que se desarrollan en Europa en esos años, y su culminación, con su regreso a Montevideo y la inclusión de motivos precolombinos en sus obras. Incluso puede apreciarse la relación que el autor tuvo con artistas españoles como Pablo Picasso, Josep Maria Sert o Antoni Gaudí.
En definitiva, el Museo Picasso Málaga presenta una exposición temporal, comisariada por Luis Pérez-Oramas, que tanto por su contenido como por su densidad exige varias visitas para dejarse envolver por el Arte de Torres-García y deleitarse en la evolución, la complejidad y los detalles de sus obras.
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